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Información de la parroquia

                                                                     

HORARIOS DE  MISAS:

 DE LUNES A SÁBADO:

7,30

 DOMINGO:

11 CAPILLA OESTE

12 IGLESIA

 (  SÁBADO A LAS 6 DE LA TARDE EN LA RESIDENCIA DE ANCIANOS.

A LAS  7,30 EN LA IGLESIA)

                                                            

TIENDA “ A TODO TRAPO

Abierta los miércoles,  jueves y viernes

 De 4 a 7  invierno

De 5 a 8 verano

  

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Información de contacto

Casa parroquial

C/ Baja, 8

44760 Utrillas (Teruel)

 

 Dirección Web

  http://www.telefonica.net/web2/parroquiacalamocha/ parroquias de la zona de Calamocha

 

Teléfono del trabajo

978 75 70 28

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Relieve del retablo del altar mayor

Grupos Parroquiales

           Responsabilidades principales

CONSEJO PARROQUIAL:  es un instrumento básico para vivir y ejercer la corresponsabilidad de la misión de la Iglesia, en el ámbito de la Parroquia, y para lograr la convergencia, complementariedad e integración de todas las fuerzas evangelizadoras de la misma. Compuesto pos miembros representativos de toda la comunidad parroquial, de cada uno de los grupos y sectores que la integran

Tiene como objetivo principal la programación, animación, coordinación y revisión de toda laacción pastoral que se desarrolla en el ámbito dela parroquia para que ésta conforme cada vez más su vida con el Evangelio.  

Grupo de Cáritas Parroquial (año 2000)

 CARITAS PARROQUIAL: promueve, orienta y coordina la acción caritativa y social de la Iglesia.  La caridad es distintivo del ser cristiano. Una caridad eminentemente abierta y acogedora y al mismo tiempo eficaz y activa.

El grupo de Cáritas coordina la tienda “a todo trapo”

GRUPO DE CATEQUISTAS: tienen la misión de evangelizar, anunciar la buena noticia de que el Reino de Dios se está construyendo entre nosotros.  Con su colaboración y bajo la acción del Espíritu, que a lo largo de los tiempos llama y envía mensajeros que anuncien con fuerza el Evangelio, niños, jóvenes y adultos irán madurando en la fe y formándose como discípulos de Cristo.

 

TALLER MISIONERO:  la Iglesia es misionera desde su origen. “Id y haced discípulos de todos los pueblos”.  Unos trabajan en la evangelización en primera línea, en los países de misión, y otros trabajan en la retaguardia para que ellos puedan llevar a cabo su misión. Esta es la tarea del taller misionero: dar tiempo, dedicación y trabajo para obtener fondos para los misioneros.

 

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Oración de la Natividad de María

Himno
I

Hoy nace una clara estrella,
tan divina y celestial,
que, con ser estrella, es tal,
que el mismo sol nace de ella.

De Ana y de Joaquín, oriente
de aquella estrella divina,
sale luz clara y digna
de ser pura eternamente;
el alba más clara y bella
no le puede ser igual,
que, con ser estrella, es tal,
que el mismo Sol nace de ella.

No le iguala lumbre alguna
de cuantas bordan el cielo,
porque es el humilde suelo
de sus pies la blanca luna:
nace en el suelo tan bella
y con luz tan celestial,
que, con ser estrella, es tal,
que el mismo Sol nace de ella.

Gloria al Padre, y gloria al Hijo,
gloria al Espíritu Santo,
por los siglos de los siglos. Amén.

O bien
II

Canten hoy, pues nacéis vos,
los ángeles, gran Señora,
y ensáyense, desde ahora,
para cuando nazca Dios.

Canten hoy pues a ver vienen
nacida su Reina bella,
que el fruto que esperan de ella
es por quien la gracia tienen.

Dignan, Señora de vos,
que habéis de ser su Señora,
y ensáyense, desde ahora,
para cuando nazca Dios.

Pues de aquí a catorce años,
que en buena hora cumpláis,
verán el bien que nos dais,
remedio de tantos daños.

Canten y digan, por vos,
que desde hoy tienen Señora,
y ensáyense desde ahora,
para cuando venga Dios.

Y  nosotros que esperamos
que llegue pronto Belén,
preparemos también 
el corazón y las manos.

Vete sembrando, Señora,
de paz nuestro corazón,
y ensayemos, desde ahora,
para cuando nazca Dios. Amén.

Oración:
Concede, Señor, a tus hijos el don de tu gracia, para que, cuantos hemos recibido las primicias de la salvación por la maternidad de la Virgen María, consigamos aumento de paz en la fiesta de su Nacimiento. Por nuestro Señor Jesucristo.
Amén.

 

 Las lágrimas de la Virgen

Entré en la ermita y vi,                         Y sin saber lo que hacía
vi llorar a la Dolorosa                          allí me quedé postrado,
volvió su cara hacia mí                       la Virgen me sonreía
y no sé lo que sentí                             mientras mi alma sentía
pero al verla tan llorosa                      como una intensa alegría
a la escalera subí.                                verme de sangre manchado.
Agarré con gran firmeza                    No había nadie en la ermita
dos de sus siete puñales,                  sólo Dios por compañía,
los arranqué con destreza                 y aquella imagen bendita
y la sangre con presteza                    que en soledad no le quita
saltó sobre mi cabeza                         su dolor día por día.
Aliviándole sus males.                    “Veo que estás arrepentido
Miró mi cara angustiada,                  de las dagas que clavaste
sonriendo en su dolor,                      yo siempre te he protegido
besó mi mano manchada,                  y mis brazos siempre han sido
y sentí una vaharada                         ese amor que habías perdido
que me nubló la mirada                     el día que me abandonaste”
con un perfumado olor.                    No sé de dónde llegaba
Me quedé tan asombrado                aquella voz misteriosa,
que no supe reaccionar,                   no sabía quién me hablaba,
me sentí maravillado                         mi cuerpo entero temblaba,
la Virgen me había besado               como un pétalo de rosa
y yo me puse a llorar.                        al viento de la alborada,
                                                         mientras mi alma lloraba
                                                         al pie de la Dolorosa.
               J.J. Ponce de León. Utrillas  

Haz que el mundo sea un

poco más hermoso y mejor,

por haber vivido tú en él.

 

ANTE LA CRUZ

Delante de la cruz,                       ¡oh Jesús mío!                                        me quede Señor, allí mirando,     sin quererlo mis ojos están llorando pues pecaron                                 y están muertos de frío.

Señor, cuando tu quieras                que yo muera es seguro                 que aquí estaré rezando,                 y mi alma que es tu eterna prisionera de gozo para ti estará cantando    y rezando estará la vida entera.

Déjame que te explique claramente          lo que fue de la Luz              que me dejaste,                                           yo soy aquel pobre penitente   que te olvidó,                                              pero tu no le olvidaste dejándome vivir entre la gente.

Mi cuerpo ha vagado por la tierra     en busca de la tierra prometida, aquí, no encontré la paz,                     encontré guerra,                              y también encontré                              mi alma muy herida.

Yo te quiero,                                  ¡oh Jesús crucificado!                          por ti lo daría todo en la vida,     yo se Señor,                                        que siempre has perdonado,       que mi alma no la has dado               por perdida,                                    he sabido que siempre me has amado enseñándome tu cruz                    y la salida.

Pero siento un gran remordimiento   al verte en esa cruz martirizado,      y que solo por llorar tu sufrimiento   te siento más querido                     y más honrado.

Perdóname Señor, este mal trato,     al no corresponderte con cariño, Reconozco, ¡oh buen Jesús!            Que he sido ingrato, cuando tu me has amado desde niño.

 J.J. Ponce de León.

 

 

 

            ASOMBRO

No sabes cuanto siento haber pecado,

tampoco me da miedo tu castigo

que con toda la razón me has preparado,

lo que siento es que no seas mi amigo

pero aun siento más, verte enfadado.

Siento más tu enojo que a ese averno

que sin duda me lo tengo bien ganado,

mas prefiero mil veces el infierno

que ver tu rostro taciturno y enojado.

Pero tu eres mi amor, señor, y me has amado,

perdona mi loco desvarío,

y como se que ya me has perdonado

he tirado mis miserias por el río.

Perdón, perdón, perdón,

yo me arrepiento de tener mi alma tan herida,

pero mas me corroe el sentimiento

de haberte hecho daño en esta vida.

No temo pues, señor, a tu arrebato,

yo se que lo tengo merecido,

me duele el haberte sido ingrato

y el pecador tan grande que yo he sido.

Mas a pesar de todos mis pesares

a tus pies te imploro y me humillo,

y de rodillas al pie de tus altares

estoy llorando, señor, como un chiquillo.

Por que tu eres el amor, no hay más que verte,

eres el hijo de Dios, por más que asombre,

y me asombra que a la hora de tu muerte

sufrieras ese martirio como un hombre.

¡ ¡ Al verte torturado y escarnecido,

me horrorizo de haberte abandonado,

me horrorizo al verte estremecido,

y me asombra que me hayas perdonado!

J.J. Ponce de León.

 

 

 

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